¿Estrés? ¡Cuidado con el herpes!
El estrés, una respuesta psicológica del organismo frente a estímulos que generan preocupación, tristeza o miedo, puede tener diversas repercusiones en la salud, entre las que se encuentra el herpes zóster.
Las implicaciones de llevar un ritmo de vida acelerado son variadas, abarcando desde alteraciones del sueño hasta disfunciones sexuales, deterioro en las relaciones familiares, laborales o sociales, y un debilitamiento general de la salud.
De acuerdo con la información proporcionada por Medline Plus, el cuerpo reacciona al estrés liberando hormonas que alertan al cerebro, provocan tensión muscular, aumentan el ritmo cardíaco y disminuyen la respuesta del sistema inmunológico.
El herpes zóster, comúnmente conocido como culebrilla, se atribuye a un manejo inadecuado de la tensión física y emocional, según señala el doctor Gerardo Medina Gálvez, coordinador de Programas Médicos de la Dirección de Prestaciones Médicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Aunque en la mayoría de los casos el herpes zóster es benigno, su secuela más grave es el dolor que puede afectar diversas partes del cuerpo, como la cara, el ojo, la córnea o el cerebro. Además, la fatiga crónica, el cansancio extremo y la ansiedad pueden incrementar las probabilidades de padecerlo.
El especialista del IMSS explica que el herpes zóster es una infección viral relacionada con el virus de la varicela y que provoca una reacción cutánea extremadamente dolorosa.
Los síntomas incluyen sensibilidad al tacto, ampollas, ardor, fiebre y malestar general. El tratamiento para combatir el herpes zóster implica la ingesta de antivirales, el uso de ungüentos tópicos, mejoras en la alimentación y el desarrollo de técnicas para controlar el estrés, según detalla el IMSS.