Exposición solar: cuándo es buena y cuándo puede ser dañina

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El sol es vital para la vida: regula el ritmo circadiano, contribuye a la producción de vitamina D y mejora el estado de ánimo. Sin embargo, una exposición excesiva o inadecuada puede afectar al organismo más allá de quemaduras o envejecimiento prematuro de la piel.
Efectos del sol en el organismo
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Sistema inmunológico: La radiación ultravioleta (UV) puede alterar la respuesta inmunitaria, reduciendo la capacidad de combatir infecciones y favoreciendo enfermedades autoinmunes.
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Ojos y visión: La exposición prolongada sin protección aumenta el riesgo de cataratas, degeneración macular y otras lesiones oculares. Usar gafas con filtro UV es fundamental.
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Sistema cardiovascular: La luz solar moderada favorece la vasodilatación mediante la producción de óxido nítrico, pero la sobreexposición incrementa el estrés oxidativo y la inflamación vascular.
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Salud mental: La luz solar regula la producción de melatonina y serotonina, influyendo en el sueño y el estado de ánimo. Su déficit puede causar depresión estacional, mientras que el exceso contribuye al estrés celular.
Riesgos de la sobreexposición
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Quemaduras y dolor cutáneo.
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Mayor riesgo de cáncer de piel, incluido el melanoma.
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Fotoenvejecimiento: arrugas, manchas y pérdida de elasticidad.
Cómo protegerse
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Aplicar protector solar de amplio espectro con FPS adecuado, incluso en días nublados.
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Evitar la exposición directa entre 10 a.m. y 4 p.m., cuando la radiación es más intensa.
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Usar ropa ligera que cubra brazos y piernas, sombreros de ala ancha y gafas de sol con filtro UV.
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Buscar sombra y mantenerse hidratado.
El equilibrio es clave
El sol ofrece beneficios esenciales, pero el exceso puede desencadenar problemas que van más allá de la piel. Moderar la exposición y protegerse permite aprovechar lo positivo del sol sin poner en riesgo la salud.



