¿Por qué la Luna influye en las mareas de la Tierra?

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Desde tiempos ancestrales, la Luna ha sido objeto de fascinación para las civilizaciones humanas. Culturas de todo el mundo la asociaron con la fertilidad, los ciclos femeninos, los calendarios agrícolas e incluso con rituales espirituales. Sin embargo, más allá del simbolismo cultural, la ciencia moderna ha confirmado que este cuerpo celeste ejerce una influencia física real sobre la Tierra, particularmente sobre el movimiento de los océanos.
Gravedad y masa: la clave de la atracción lunar
Al igual que todos los cuerpos del universo, la Luna posee masa, lo que implica que también genera gravedad. Este fenómeno natural es responsable de la atracción entre objetos con masa, y en el caso de la Luna y la Tierra, su interacción es especialmente visible en el comportamiento de las mareas.
De acuerdo con National Geographic, la masa terrestre es 81.3 veces mayor que la de la Luna, lo que explica su diferencia en fuerza gravitatoria. En la superficie lunar, la gravedad alcanza 1.62 metros por segundo al cuadrado, mientras que en la Tierra asciende a 9.8 metros por segundo al cuadrado. Dicho de otro modo, un objeto pesa seis veces menos en la Luna que en nuestro planeta.
Pese a esa diferencia, la gravedad lunar tiene un efecto perceptible en los cuerpos de agua de la Tierra, generando el característico movimiento de ascenso y descenso del nivel del mar, conocido como marea.
Por qué la Luna altera las mareas
Aunque se encuentra a una distancia promedio de 385 mil kilómetros de la Tierra, la Luna ejerce una fuerza gravitacional suficiente para atraer el agua de los océanos, especialmente en el hemisferio que enfrenta directamente al satélite. Este fenómeno se explica porque ambos cuerpos —Tierra y Luna— se atraen mutuamente, y esa interacción se manifiesta con mayor claridad en las zonas costeras.
Además, la órbita lunar no es perfectamente circular, sino elíptica, lo que provoca variaciones en la intensidad de la atracción.
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Cuando la Luna se encuentra más cerca de la Tierra (perigeo), su fuerza gravitacional aumenta y las mareas alcanzan niveles más altos, que en algunas zonas del planeta pueden elevarse hasta 10 metros.
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Cuando está más lejos (apogeo), la atracción disminuye y los niveles del mar tienden a estabilizarse.
Una danza cósmica que regula la vida en la Tierra
Este equilibrio entre la Tierra y la Luna ha influido durante millones de años no solo en las mareas, sino también en la estabilidad del eje terrestre y el ritmo biológico de numerosas especies marinas. La atracción gravitatoria entre ambos cuerpos sigue siendo un recordatorio de la relación profunda entre los fenómenos celestes y la vida en nuestro planeta.
La Luna, vista tantas veces como símbolo poético o espiritual, continúa desempeñando un papel esencial en el equilibrio físico del planeta, un vínculo tangible entre el mar y el cielo.
Fuente: National Geographic



