Comer mal podría hacerte menos inteligente, revela estudio

Comer mal podría hacerte menos inteligente, revela estudio

Foto: Pexels/Kristina Paukshtite

Las consecuencias del consumo excesivo de alimentos con alto contenido calórico han sido ampliamente divulgadas: obesidad, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2 e incluso un sistema inmunológico debilitado. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que los daños podrían ir más allá del cuerpo: también afectan al cerebro.

Una investigación publicada en el International Journal of Obesity encontró que las dietas ricas en calorías, azúcares añadidos, sal y grasas saturadas afectan de forma negativa la inteligencia y la capacidad para resolver problemas, especialmente al comprometer la memoria y la orientación espacial.

Un experimento con realidad virtual

El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad de Sídney, quienes evaluaron a 120 adultos jóvenes mediante una encuesta alimentaria centrada en grasas y azúcares consumidos durante el último año. Luego, los participantes se sometieron a una prueba cognitiva usando gafas de realidad virtual. En ella, debían navegar por un laberinto tridimensional en busca de un cofre del tesoro utilizando un joystick.

Tras completar seis recorridos, se les presentó una séptima prueba clave: el cofre fue retirado, y los participantes debían recordar su ubicación anterior usando solo su memoria espacial. Fue en esta etapa donde se evidenció la relación entre el rendimiento y la calidad de la dieta.

Impacto en el hipocampo, incluso sin sobrepeso

Los resultados mostraron que quienes tenían una dieta más alta en grasas y azúcares obtuvieron peores resultados en esta prueba, incluso cuando se ajustaron variables como el índice de masa corporal y la memoria de trabajo. Esto sugiere que el deterioro no depende exclusivamente del peso, sino de la calidad de la alimentación.

El hipocampo, una región clave del cerebro para la memoria y la orientación, parece ser el principal afectado por este tipo de dieta. “Después de controlar el IMC y la memoria de trabajo, la ingesta de azúcar y grasas seguía siendo un predictor confiable del rendimiento”, explicó Dominic Tran, autor del estudio.

Un daño que podría revertirse

Aunque el estudio tiene limitaciones y no establece una causalidad directa, sus hallazgos coinciden con investigaciones previas en roedores, donde también se observó una disminución en las capacidades de navegación espacial y memoria debido a dietas similares.

La parte positiva, según Tran, es que estos efectos podrían ser reversibles: “Creemos que con cambios adecuados en la dieta, la función del hipocampo puede mejorar, al igual que nuestra capacidad para orientarnos, como al recorrer una ciudad nueva o aprender un nuevo camino de regreso a casa”.

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