Fatiga, piel seca o caída del cabello: síntomas que revelan falta de vitaminas

Foto: Pexels
El cuerpo humano tiene una forma sutil pero clara de comunicar cuando algo no está bien. Una alimentación desequilibrada o carente de nutrientes esenciales puede provocar diversas deficiencias vitamínicas que, si no se detectan a tiempo, pueden afectar el metabolismo, la energía y el funcionamiento de órganos vitales. Identificar estas señales tempranas permite actuar antes de que se desarrollen complicaciones mayores.
Fatiga constante y debilidad
Sentirse cansado todo el tiempo, incluso después de dormir lo suficiente, puede ser un síntoma de falta de vitaminas del complejo B, especialmente B12 y B9 (ácido fólico). Estas son fundamentales para la producción de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno en la sangre. Su deficiencia puede causar anemia, falta de concentración y sensación de agotamiento físico y mental.
Piel seca, descamada o con tendencia al acné
La deficiencia de vitaminas A, C y E puede reflejarse directamente en la piel. La vitamina A contribuye a la regeneración celular; la C es clave para la producción de colágeno y la cicatrización; y la E actúa como antioxidante. Cuando estas faltan, la piel pierde elasticidad, aparecen manchas y se incrementa la sensibilidad a infecciones o irritaciones.
Caída del cabello y uñas frágiles
La pérdida excesiva de cabello y las uñas quebradizas suelen relacionarse con bajos niveles de biotina (vitamina B7), vitamina D, zinc o hierro. Además, la deficiencia de vitamina B12 puede alterar el crecimiento del folículo piloso. Los expertos recomiendan una dieta rica en huevos, pescado, legumbres, frutos secos y cereales integrales para fortalecer cabello y uñas desde el interior.
Labios agrietados o llagas en la boca
Las grietas en las comisuras de los labios (queilitis angular) y las aftas bucales recurrentes pueden ser señales de deficiencia de vitaminas del complejo B, especialmente B2 (riboflavina), B3 (niacina) y B12, así como de hierro o zinc. Mantener una buena hidratación y consumir alimentos como lácteos, carnes magras y vegetales de hoja verde puede ayudar a revertir estos síntomas.
Problemas de visión nocturna o sensibilidad a la luz
La vitamina A desempeña un papel esencial en la salud ocular. Su carencia puede causar visión borrosa, dificultad para ver en la oscuridad (nictalopía) o sensación de sequedad ocular. En casos graves, puede derivar en daños en la córnea. Los alimentos ricos en betacarotenos —como zanahorias, espinacas, calabaza o mango— son excelentes aliados para prevenirlo.
Dolor muscular o debilidad ósea
La falta de vitamina D afecta la absorción de calcio, lo que puede provocar debilidad muscular, dolor en las articulaciones o una mayor propensión a fracturas. Dado que esta vitamina se sintetiza con la exposición al sol, los expertos aconsejan pasar al menos 15 minutos diarios al aire libre y complementar con alimentos como pescados grasos, lácteos fortificados o yemas de huevo.
Cambios de humor y depresión leve
Diversos estudios han vinculado la deficiencia de vitaminas B6, B12 y D con alteraciones del estado de ánimo, irritabilidad y síntomas de depresión leve. Estas vitaminas intervienen en la producción de serotonina y dopamina, neurotransmisores esenciales para el bienestar emocional.
Sistema inmunológico debilitado
Si las infecciones respiratorias o los resfriados se vuelven frecuentes, puede existir una falta de vitamina C, D o zinc. Estas sustancias fortalecen el sistema inmune y ayudan al cuerpo a combatir virus y bacterias con mayor eficacia.
El cuerpo envía señales constantes que pueden indicar una deficiencia nutricional. Prestar atención a estos signos, mantener una dieta equilibrada y consultar al médico ante cualquier síntoma persistente es clave para evitar consecuencias mayores. En algunos casos, un simple análisis de sangre puede confirmar el tipo de deficiencia y permitir un tratamiento adecuado.



