La expansión de microplásticos preocupa a científicos y ambientalistas

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La presencia de desechos plásticos en mares y zonas costeras sigue siendo uno de los problemas ambientales más urgentes a nivel global. Pese a los esfuerzos internacionales por reducir su producción y mejorar los sistemas de reciclaje, toneladas de residuos continúan llegando cada año a los océanos, afectando gravemente la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de los que dependen millones de personas.
Un problema que no deja de crecer
Organizaciones ambientales han señalado que, lejos de disminuir, la acumulación de plásticos en ambientes marinos está en aumento. Los ríos siguen siendo una de las principales vías de transporte de estos residuos, que terminan fragmentándose en microplásticos capaces de infiltrarse en prácticamente todas las cadenas alimentarias.
Los estudios más recientes indican que incluso las regiones más remotas del planeta, como el Ártico o las profundidades oceánicas, presentan rastros de microplásticos. Esta expansión global demuestra la persistencia del material y la dificultad de retirarlo una vez que entra en el ecosistema.
Impacto directo en la fauna y flora
La fauna marina es una de las más afectadas. Tortugas, aves, peces y mamíferos quedan atrapados en redes o ingieren fragmentos de plástico al confundirlos con alimento, lo que provoca lesiones internas, desnutrición y, en muchos casos, la muerte.
Además, los plásticos alteran los hábitats costeros, dañan los arrecifes de coral y afectan procesos esenciales como la reproducción de diversas especies.
Riesgos para la salud humana
El impacto no se limita al ecosistema. Los microplásticos han sido detectados en agua potable, productos del mar y hasta en la sal de mesa. Aunque los efectos en la salud humana continúan siendo objeto de investigación, los expertos advierten que la exposición constante podría estar relacionada con alteraciones hormonales, inflamación y otros riesgos potenciales.
Medidas urgentes y retos pendientes
A pesar de que diversos países han implementado prohibiciones a plásticos de un solo uso y se impulsa la creación de un tratado global para regular su producción, los avances aún son insuficientes. La transición hacia materiales biodegradables, sistemas de retorno y modelos de economía circular sigue siendo un desafío, especialmente en regiones con infraestructura limitada para el manejo de residuos.
La contaminación plástica representa una amenaza persistente para los ecosistemas marinos y costeros. Reducir el uso de plásticos, mejorar la gestión de residuos y promover la responsabilidad ambiental son pasos indispensables para frenar un problema que, de no atenderse, seguirá agravando la crisis climática y ecológica.



