Perú rompe relaciones diplomáticas con México tras el asilo a la ex primera ministra Betssy Chávez

Perú rompe relaciones diplomáticas con México tras el asilo a la ex primera ministra Betssy Chávez

Las tensiones diplomáticas entre México y Perú, latentes desde hace casi tres años, llegaron a un punto crítico tras la decisión del Gobierno mexicano de conceder asilo político a Betssy Chávez, ex primera ministra del expresidente peruano Pedro Castillo. En respuesta, el Gobierno de Perú anunció este lunes la ruptura de relaciones diplomáticas con México, aunque mantendrá los vínculos consulares.

El ministro de Relaciones Exteriores peruano, Hugo de Zela, calificó la decisión de México como “un acto inamistoso” y lamentó lo que consideró una “equivocada e inaceptable posición”, acusando a las autoridades mexicanas de “convertir a los autores del intento de golpe de Estado en víctimas”.

El origen del conflicto

La crisis bilateral tiene su raíz en diciembre de 2022, cuando el entonces presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ofreció asilo a la familia de Castillo tras su fallido intento de autogolpe. Desde entonces, México ha mantenido una postura crítica frente al Gobierno de Dina Boluarte, sucesora del exmandatario, a quien López Obrador llegó a calificar como “presidenta espuria”.

La actual mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, ha continuado con esa misma línea política. Durante su gestión, evitó asistir a foros internacionales encabezados por Boluarte, como el de la APEC 2024, lo que intensificó la fricción entre ambos países. En respuesta, el Congreso peruano llegó a declarar persona non grata tanto a López Obrador como a Sheinbaum, aunque la moción más reciente no fue debatida en el pleno.

El caso de Betssy Chávez

Betssy Chávez, de 36 años, es acusada de participar como coautora en el intento de golpe de Estado de diciembre de 2022, cuando Pedro Castillo anunció la disolución del Congreso y la instauración de un “gobierno de excepción” que duró apenas unas horas. La Fiscalía sostiene que Chávez habría redactado parte del discurso del entonces presidente.

La exfuncionaria fue liberada en septiembre de este año por orden del Tribunal Constitucional tras pasar más de un año recluida. Durante su encarcelamiento, denunció malos tratos y huelgas de hambre en protesta por las condiciones de su detención. En las últimas semanas, se ausentó de las audiencias finales de su juicio, y finalmente se refugió en la embajada mexicana en Lima, donde solicitó asilo diplomático.

Una relación en constante deterioro

La relación entre México y Perú se ha ido erosionando progresivamente desde la destitución de Castillo. López Obrador, quien sostuvo una cercana afinidad ideológica con el exmandatario peruano por su origen humilde y su vínculo con comunidades rurales, consideró su destitución un “golpe de Estado técnico” derivado de un sistema político discriminatorio.

Incluso durante el traspaso de la presidencia del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) a Perú, México demoró el proceso en un intento de presionar por la liberación de Castillo. La tensión no se resolvió con el cambio de administración, ya que Sheinbaum ha reiterado la postura mexicana de solidaridad con el exmandatario encarcelado.

El nuevo quiebre diplomático marca uno de los episodios más graves en la historia reciente de las relaciones entre ambos países latinoamericanos. Aunque el Gobierno de Perú ha confirmado que los servicios consulares continuarán operando, el futuro de la relación bilateral se vislumbra incierto.

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